Desde estas gradas he escuchado unos cuantos pregones y, si
mal no recuerdo, en todos, de una manera u otra, los recuerdos y vivencias del
pueblo han sido la parte sustancial. La edad y la biografía personal de cada
uno proporcionan distintas visiones y experiencias sobre lo mismo. En mi caso,
es la visión y la experiencia de alguien que sin haber nacido aquí, siempre ha
tenido un vínculo importante con Monleras, y que tiene en la memoria una
sucesión de imágenes, un álbum de fotos vital, que arranca en la infancia y
llega hasta hoy. Como en toda vida, hay fotos alegres y brillantes, estampas
cargadas de añoranza y melancolía, y también hay algun claroscuro más doloroso.
Para ordenar el caos de pensamientos, recuerdos y vivencias sobre los que armar
este pregón, ha venido en mi ayuda el orden de las palabras. Así que, con
agradecimiento por vuestra confianza, y con emoción aquí va mi Abecedario
de Monleras.
A ÁRBOLES . Los que no hemos crecido en el campo, solemos
decir árbol o pájaro, sin más. Si no ha mediado una afición, un interés
personal o profesional, no hemos adquirido una parcela de conocimiento, porque
lo que no se nombra es porque no se conoce. Tampoco sabemos leer en el cielo la
hora que es, el tiempo que hará, de dónde sopla el viento, qué viento es y qué
intenciones trae, ni nos sabemos orientar por las estrellas, ni tenemos claras
las fases de la luna. Sé que generalizar no es justo, pero las cosas van
bastante por ahí. Es fácil aprenderse los nombres de los futbolistas y las
marcas de los coches pero distinguir y nombrar a los árboles y a las aves del
campo requiere intención. Mientras haya pueblos se conservarán sus nombres
de un modo natural. Y si falla la
memoria, nos ayudarán plafones como los que encontramos en la ruta ornitológica
de Monleras.
A pesar de mis lagunas, quiero citar aquí a unos pocos de
estos compañeros a cuya sombra nos hemos cobijado tantos veranos: los olmos que
murieron, los chopos y los negrillos de la calle del Monte, los pinos de mi
abuelo, las majestuosas encinas del Santo y el viejo hueco de la plaza, que ya
es historia.
B BARES.
Un pueblo parece que no es pueblo sin un bar o un bar-tienda o un
teleclub de aquellos que hubo. Los bares, y más ahora que no son territorio exclusivamente
masculino como antiguamente, son un lugar de encuentro con amigos y vecinos y
ahora -con el wifi- con el mundo. Hace
ya muchos años hubo en la Plaza un bar, que era también el baile. En el salón
de Paca y Belarmino aprendí a bailar lo poco que sé. Nunca lecciones tan cortas
me han dado un rédito tan largo. En las verbenas de los barrios donde vivíamos
bailábamos la yenka (izquierda, izquierda, derecha, derecha, delante, detrás,
un, dos, tres…) y el twist. Los mayores se arrancaban con los pasodobles y
otros bailes agarrados. Gran sorpresa: en el pueblo los jóvenes sabían bailar
pasodobles, rumbas, valses… y también el rock and roll. Y algunos lo hacían muy
bien.
Un recuerdo para el Kung –Fú, junto al pantano, que marcó una larga época. Y también para el
Boliche y el artesanal que levantó Tino.
En tiempos más cercanos, otros bares han ido surgiendo. La mejor suerte
a todos, cada uno con su parroquia, cada uno con su personalidad.
C CASAS . En casa
de mis abuelos paternos conocí lo que eran las casas de labradores: el enorme
portal con lanchas por donde entraba un carro, la sala y alcoba con su alcobón, el corral con
cuadras, tenadas y comederos. El pajar y el gallinero, el pozo y el muladar. La
fría despensa, el cernidero, el sobrao, el cuarto negro de las patatas…
El pulso de un pueblo creo que también se puede tomar por
sus casas: las que se levantan y las que se caen, las abiertas y las cerradas,
las vivas, las muertas y las que se quedan a medio hacer. Que alegría cuando surge
una nueva, cuando alguna revive de sus cenizas y cuando las dormidas
despiertan, se levantan las persianas y dentro se ve luz.
D DESTINO. Primera ruleta de la vida: dónde
caerás, con quién.. . Y luego, las opciones, la voluntad y la necesidad. El destino
ha llevado y sigue llevando a los hijos del pueblo por esos mundos. En el siglo
XIX i primeros del XX muchos se fueron a las Américas. Aquí hay familias con
tíos y primos más menos lejanos en la Argentina y en Cuba, por decir dos de los
países de destino más habitual. Después vino la emigración a Francia, a Suíza,
a Bélgica y dentro de España a Madrid, a Cataluña, País Vasco y Asturias como lugares
de afluencia mayoritaria.
Años después, la rueda del destino ha traído a gentes del
ancho mundo entre nosotros.
E ESCUELA. Un pueblo sin escuela es como si le
cortaran las alas del futuro. La escuela es un símbolo de la igualdad de
oportunidades, y más la escuela rural. Termino la E con un deseo: que haya
siempre niños en el pueblo y que Monleras no conozca nunca la tristeza de una
escuela cerrada.
F FUENTES. Un signo distintivo del pueblo creo
que son las fuentes, las charcas, los lavaderos, aunque algunos no son más que
una sombra de lo que fueron y de aquello para ,lo que sirvieron. Entre mis
recuerdos de fuentes, pozos y aguas: el miedo a los pozos sin brocal, el frescor
de los cántaros y botijos y su poco de sabor a barro; el manto de verdín que se
retiraba con la mano y aquella agua con ranas e insectos que se podía beber; el
agua fresca con un toque a hierro que se extraía con bomba ; el perfil
antiquísimo de los cigüeñales; el agua amarilla, dura y áspera, con sabor a
piedras de algunos pozos, y el agua de la fuente de la plaza, que no había que
beber bajo ningún concepto y que todos bebíamos … y aquí estamos.
G GABRIEL Y GALÁN.
Don José María Gabriel y Galán era un poeta muy popular por estas tierras hace
ya bastantes años. A los jóvenes seguramente ni os sonará. En casa de mis
abuelos había un libro suyo y en casa de mis padres también. Fue maestro y
escribía en un habla entre serrana y cacereña. Como suele pasar con los poetas
populares, no aparece en las antologías de los mejores, pero estos poetas a veces tocan como nadie el corazón de la
gente. Entre sus poemas, dos eran los más populares: Mi
vaquerillo , sobre un niño que cuidaba el ganado en el monte, y El deshaucio. En este último, un hombre
que lo ha perdido todo jura matar al que toque la cama en que nacieron sus
hijos y en que ha muerto su mujer. Quien le iba a decir a don José María que su
poema volvería a estar de actualidad al cabo de un siglo.
H HIJOS. Una misma inquietud sacude a pueblos y
ciudades: los hijos. Y quien dice hijos, dice nietos o sobrinos. Qué será de
nuestros hijos, qué mundo les espera, adónde irán a parar. Ya que hoy tengo la
voz, formulo un deseo para todos - jóvenes y niños, los que están hoy aquí y
los que no han venido, los presentes y los que están por llegar: que nunca se dejen derrotar por el desánimo,
que sepan levantarse de las caídas y que conozcan épocas mejores.
I IGLESIA . La
iglesia para mi es comunidad, celebración y despedida. Iglesia son las campanas,
la Minerva, la misa castellana, bautizos y misas de difuntos, el coro en que
siempre soy bien recibida aunque haya años que no aparezca, el campanario con
cigüeñas diurnas y con lechuzas nocturnas. Y más lejos: el misal de mi abuela
Aurora y el rosario en latín de mi abuela Dominica.
J JUANJE. No es la persona en sí sino la
persona como pretexto. Como excusa para reconocer la labor de las gentes que
trabajan en lo que es de todos. Y más en los pueblos, que tienen que estar
absolutamente en todo. En los hombres y mujeres que van más allá de la vida
privada y se meten en la camisa de once varas del compromiso en lo colectivo.
En estos momentos de descrédito de la política y de los políticos, en que las
noticias nos llenan de indignación, se agradece la inyección de moral que nos
dan las personas que siguen tirando del carro.
K KILÓMETROS. Venir
desde Barcelona al pueblo en mi infancia era tremendo. Recuerdo lejanamente el transbordo
en Madrid, los trenes de carbonilla y el coche de línea hasta los topes.
Autobuses piratas y legales. Luego tuvimos coche, así y todo venir de día era la
gran kilometrada bajo el tórrido sol castellano. El ¿cuanto falta?, el ¿ya
llegamos?, el … otras cosas y el calor nos obligaban a hacer no un alto en el
camino sino varios. Parte buena: conocer pueblos y ciudades; visitar
monasterios, castillos y bodegas.
Ahora las autovías, el aire acondicionado, la música y otros
artilugios mitigan las horas. Cuando venimos, la puesta de un sol enorme e
incandescente nos anuncia que ya estamos llegando.
L LIBROS. Lo que yo he leído en Monleras… El libro
es un amigo que nunca falla. Fue el que llenó muchas tardes de aquellos largos
veranos sin tele en que el tiempo daba para mucho. Es el que me compañó años
después, en la enfermedad de mi padre, en las largas horas del Clínico, cuando
las salas de espera quedaban silenciosas.
M MADRES. Yo no sé si a los niños de ahora se
les sigue preguntado “¿ de quién eres?”. Al llegar a Monleras, era la pregunta
de rigor. Yo no atinaba a decir: de los Villarinos, de los Moscosos. Tímidamente
respondía: de la señora Gaspara y del señor Nicolás,porque entonces los niños
decíamos la señora tal y el señor cual a nuestros vecinos y a nuestros maestros
(ya se estaba perdiendo el don y doña).
¡Ah, de Gaspara!, era la respuesta; y aún lo es. Después fui la madre de
Helena. Una señal de que en el pueblo te conocen, de que, digamos, tienes tu sitio
es cuando ya no se te designa con el nombre de la familia o del mote sino
cuando tú eres tú. ¿O me equivoco?
N NICOLÁS. Nicolás, mi padre. Para él, el pueblo
era su casa y su huerto de Piedratinta, la casa de sus padres, aun en pie,
historias de familia, la salida en busca de un futuro, su noviazgo y la boda
con mi madre … y los amigos de juventud, a los que siempre quiso y con los que
siempre se sentía feliz (Isidro, Tomás, Argimiro, Amable... también Polo,
Manolo, perdonad si me dejo alguno). Con un grupito muy pequeño, empezaron
estas fiestas de verano hace cuarenta años bien buenos. En una foto estamos
disfrazados media docena: de tamborilero, de hippy, de cura y de abuelos de
pueblo, que era lo más socorrido. Alguien conocía a un grupo que tocaba, creo
que tocaron sólo una noche, y luego nos fuimos al Kung-Fú hasta las tantas.
Después empezarían las vaquillas y todo lo demás… Hasta hoy.
Era un hombre serio y sólo aquí lo he visto cantar: “Sombrero, ay mi sombrero, eres de gracia un tesoro…”
Ñ. ÑARROS. También
llamados gambusinos. No sé qué son ni los llegué a ver, pero en una noche
oscura, en los confines del pueblo, fuimos
a capturarlos un valiente grupo de cazadores. Ni era tan lejos
(Valcabrero), ni era tan tarde (bueno era el tío Villarino, mi abuelo, para que
llegásemos tarde), ni los cazadores éramos tal cosa (la mayoría estaban muertos
de risa y los otros muertos de miedo). A los novatos y miedicas nos dejaron con
un saco esperando una presa que no llegaba. Pero a la vuelta estábamos
contentos de haber aguantado el tipo y haber pasado aquella inocente rito de
iniciación al verano del pueblo.
O OLORES. Archivo de olores: del café de Paca, del comercio, de las
cuadras, del cereal, del jabón casero, de la lumbre y del puchero a la lumbre
con patatas con pimentón, del tomillo, del paquete de chorizo que nos mandaban
y de dos delicias que sólo comía en Monleras: los chochos y las moras. Pero
entre todos los olores destaco uno: el de las deliciosas gorduras. Hoy se habla
de texturas, de colores, de formas, de maridajes y contrastes al hablar de
alimentos, yo rememoro aquel olor que me trasporta a las meriendas infantiles
del verano en el pueblo. Lo estoy diciendo y las estoy oliendo.
P PUEBLO. Casi todo
el mundo tiene un pueblo en sus orígenes. Y hay quien lo tiene y no lo sabe. La
idea que yo tengo de pueblo es una comunidad , no sólo un lugar geográfico. También forman una
especie de pueblo unos cuantos vecinos, las tiendas donde siempre compro, el
trabajo, los grupos con que colaboro: los que, sin ser amigos-amigos, nos
saludamos, nos preguntamos cómo nos va, nos echamos a faltar si no estamos y nos hacemos algún favor.
Q QUESO. El queso
de antes era como la tierra: duro, compacto, intenso. De corteza correosa y
corazón tierno; que se abría en láminas y escamas saladas y con un punto ácido
i terroso. No era apto para todos los públicos. Ahora, puesto al día, sigue estando
estupendo.
R RECUERDOS. La etimología,
el significado de la palabra, lo dice todo: devolver al corazón. En definitiva,
recuperar lo que importa.
S SONIDOS del
pueblo. El de las campanas y sus toques: el ángelus, mediodía, a comer; la
oración, a recogerse; a misa, a muerto, a fuego… Las “voces” de los animales : los mugidos,
los balidos, los cacareos, los rebuznos, los gruñidos, el zumbido, los
ladridos, el piar, el croar, el canto de la cigarra y de los grillos. Y la
música de las canciones : “Ya se murió el burro que acarreaba la vinagre, ya lo
llevó Dios de este mundo miserable, que tururururú…” .
T TIENDA. Se jubilaron Braulio y Ramona . Cerraron Deme
y Encarna. Hace años cerró Angelita. Los comercios más antiguos ( Rosario,
Manolo) habían cerrado años atrás por jubilación. La tienda vuelve a estar
abierta y el pueblo tiene un servicio
importante y otro lugar donde los vecinos del pueblo se encuentran. De entrada,
en la tienda de un pueblo se dice “Buenos días”, luego se compra o se charla.
Los establecimientos del pueblo (la panadería, la farmacia, el comercio, los
bares, etc.) vienen a ser los lugares en que se pasa lista a los vecinos, como
a los niños en la escuela: quien ha venido, quien falta, quien está enfermo… y si
persiste la ausencia injustificada, por quién hay que empezar a preocuparse.
U UNIVERSIDAD. La prestigiosa Universidad de
Salamanca. No es de Monleras, pero, de algún modo, todo el mundo se siente
orgulloso de ella. “El que quiera saber, que vaya a Salamanca. Lo que natura no
da, Salamanca no lo presta”, dicen algunos dichos. Cuando íbamos a pasar el día
a la ciudad no faltaba la visita a su fachada y el padrenuestro a la rana.
Había quien lo rezaba hasta de rodillas.
V VACAS. ¡Que
raro se me hace ver el Santo sin vacas arriba y abajo! Las vacas eran una de
las presencias constantes e impactantes para los que no las “tratábamos”
habitualmente. De las vacas recuerdo algunos
nombres (Jarda, Morucha…),el ordeño, las alfombras de boñigas (de moñicas) por
las calles, ver parir a alguna, verlas tirar del trillo y del carro, y el miedo
que me daban las huesudas mostrencas con sus larguísimos cuernos. Ir de
ayudante a las vacas era una las cosas que demostraba que te habías hecho mayor.
Aunque luego veías a niños mucho más pequeños llevando una tropa solos,
aquellos siempre eran los de Monleras.
W WIFI . Que conecta a los pueblos con el mundo. Hay pastores que van con el portátil, las vacas
están programadas, los abuelos hablan con nietos que andan quién sabe dónde y
los ven por la webcamp. Los pueblos han dejado hace mucho de estar aislados y
desconectados. También, los de los pueblos ligan por internet o se apuntan a un
reality.
X Como en
pasapalabra: contiene la x . TAXI. Además de la histórica furgoneta de José
Ramón, muchos y variados podían ser los “taxis”o transportes que encontrabas en
el pueblo: mulas y borricos, carros, camiones y camionetas, tractores y
remolques. Los taxistas de los pueblos además del servicio suelen hacer un gran
favor. En algunas ciudades del mundo tienen a san Jorge pintado en los coches
de la guardia urbana; los taxistas de los pueblos, profesionales u ocasionales,
podrían llevar la imagen del ángel custodio.
Y Contiene la y,
con sonido consonántico. El CAYADO, la cayada del pastor. Existe el rebaño pero
el pastor va en coche o en moto. Los abuelos están cojos pero usan bastón,
llevan muleta o modernos bastones de marcha. Algún cayado ves pero normalmente
están gozando de la jubilación en un paragüero. Como las hoces, los yugos y las
romanas: de instrumentos de trabajo a objetos de decoración.
Z ZAPPING . Termino
esta especie de zapping de sensaciones,
de recuerdos y de pensamientos esperando que alguna de las letras de este
abecedario os haya interesado o traído algún recuerdo. Y termino con una
tradición en los pregones: un viva lleno de entusiasmo y esperanza.
¡Viva Monleras!
Agustina Rico, 12 de
agosto de 2013