Pregón de fiestas de las personas mayores de Monleras
GenoBuenas noches a todos, y bienvenidos a
nuestras fiestas patronales. A todos cuantos estamos aquí reunidos nos une
Monleras, bien porque hayamos nacido aquí, bien porque nos hayamos criado o
vivido aquí, ya que “no se es de donde se nace, sino de donde se pace”. O bien
por otros motivos, como vínculos familiares, de amistad o incluso vínculos
laborales; al fin y al cabo vínculos, es decir, unidos a Monleras.
Queremos agradecer a la comisión de festejos el que
plantearan este año que fuéramos los mayores los encargados de hacer el pregón;
no ha sido tarea fácil, pero… aquí estamos con dicha misión. Muchas gracias a
todos.
PepaNos costó un poco arrancar, pensando
que los mayores no teníamos cosas que contar; pero una vez que nos pusimos a
pensar vimos que teníamos mucho, mucho que contar.
Estas palabras que nosotras vamos a narrar han sido fruto del
trabajo en equipo de un grupo de personas mayores que les quieren trasladar a
sus paisanos –niños, jóvenes y no tan jóvenes–unas pinceladas de cómo hemos
vivido en nuestro pueblo, qué cosas hacíamos, cómo nos divertíamos, cómo
trabajábamos y qué costumbres teníamos, para que no se olviden y perduren en el
tiempo.
Por supuesto, queremos dar las gracias a las personas que nos
han ayudado en este asunto: a Ángel, por
insistir y no cejar; a Juanje, por indagar en nuestra memoria y animar, ya
María, por darle forma a nuestras palabras y alentar.
GenoEmpezando por que los mayores que
somos ahora –y que también vamos a la escuela a la Peñita– fuimos niños y
fuimos muchos niños… Éramos cuarenta niños y cuarenta niñas, eso sí, en
escuelas separadas; con mucho respeto a los maestros, que, si no, nos
castigaban por nada. Y como podéis imaginar en el recreo no nos podíamos juntar.
Las niñas jugábamos a juegos de niñas: a la comba, al corro, al escondite, al
castro, a la goma y las casitas, pero no podíamos jugar a juegos de niños: la
trompa, la pelota, las canicas, al aro, al brinco o el salto de la bandera.
En el mes de mayo llevábamos flores a la Virgen, nos hacían
ir a la doctrina a la iglesia; en el mes de octubre y noviembre todas las
noches al rosario; todos los viernes de cuaresma al viacrucis, etc. Pero, ojo,
no todo iban a ser celebraciones religiosas. Nuestro jueves merendero todos los
niños íbamos a la Peña el “Peazo” a comer la merienda, un cacho pan con chorizo
y una naranja, y ya…
PepaY ya ¿qué?
AnitaPues eso, solo un cacho pan, una
tajada de chorizo y una naranja.
PepaYa en nuestra juventud, para Carnaval
cambiaba un poco la cosa. Había una
comisión de mozos. Esos mozos se encargaban del sorteo de los novios, para
pasar los carnavales en pareja. Se escribían en distintos papeles el nombre de
los mozos y de las mozas, se colocaban en dos gorras distintas y se elegían al
azar; en resumidas cuentas, eran novios de los días de carnaval. La moza tenía
que invitar al mozo a merendar a su casa. No obstante, para quien no lo sepa, “el
novio de carnaval como se viene se va”.
AnitaPerooo…
PepaPero ¿qué?
AnitaPues que “pasando San Antón,
Carnavales son”. Y, cuando andábamos cuidando las ovejas, porque teníamos que
ir igual mozos que mozas, era costumbre de los pastores salir a quitar la
merienda a las pastoras, y alguna cosa más…, como atar las manos para atrás a
las pastoras. Y alguna broma era demasiado pesada, como meter una culebra en la
fiambrera de la merienda.
PepaVaya, vaya con los mozos de Monleras, nunca les faltaban
quehaceres…
Anita“De San Juan a San Pedro van cinco
días, que los pasan los mozos con alegría”
PepaAh… Pues te contaré que la víspera de
San Pedro también estaban muy, muy ocupados, entre ir a cortar ra…
Anita“Anda diciendo tu madre que yo para
ti soy poco, vámonos a la alameda y cortaremos de un chopo”.
PepaEntre ir a cortar ramos para las
ventanas de las mozas…y poner algún que otro cardo…
AnitaE incluso ir a robar…
Pepa¿A robar? A robar no, mujer…
AnitaBueeeeeeno, a cogerles prestados los
tiestos a las mozas del pueblo o del pueblo vecino y colocarlos encima del
juego pelota. La verdad, tenían que acabar cansados, porque entonces no había
escaleras tan largas: subían con una soga y los tiestos en un cesto, que alguno
en el viaje quebraba.
PepaBueno, pues eso no es nada comparado
con salir una “noche de ronda”…
AnitaSalir una noche de ronda, pero no la
que estáis imaginando. En alguna noche de invierno salían a coger perros y
correrlos en el corral de concejo con alguna lata atada al rabo… Si no te gusta
mucho, diremos algún elemento sonoro sujeto a la cola.
PepaPues también con esta fechoría tenían
que acabar agotados. Pero bueno, más tarde se recuperaban.
AnitaComo que iban a Casa Paca a por una
jarra de vino con gas, llamada la Bernarda.
GenoBueno…, también les hacían otros
encargos y cumplían.
Mira…, el señor cura les encargaba encordar las campanas la
víspera de Todos los Santos. Para quien no lo sepa, ese toque de campanas es
tocar a muerto y tenían que tocar durante toooooda la noche.
AnitaBuh…,¿toda la noche? ¿Y con el frío?
GenoPara esta tarea el señor cura les
daba un cántaro de vino; ellos hacían lumbre y asaban castañas que compraban en
Casa de María La Corredera, ¡que todo el mundo sabe quién era! Como ves, frío,
frío, no pasaban.
Anita¡Vaya con los mozos!
GenoPero, ¿y de las mozas?, ¿qué me dices
de las mozas?
AnitaLas mozas… Las mozas sí que pasábamos
frío cuando teníamos que ir a lavar a las pozas: a La Naveta, a Fuente Nueva o
La Nava el Gago. Entonces no había lavadora y teníamos que romper el carámbano
para poder lavar. Aunque era una labor muy dura, el lunes era un día muy
entretenido; íbamos mucha gente a lavar y, aunque las manos sí se quedaban
heladitaaaas, la de sin hueso no pasaba frío ninguno. Allí se sabían todos los
chismes y nos poníamos al corriente de todo lo ocurrido, hasta de si algún mozo
escribía alguna carta a una moza, y eso que el cartero era muy discreto.
GenoAhora vamos a contar una cosa que hacían
las mozas por Pascua.
El domingo de Lázaro íbamos de casa en casa a pedir para la Virgen
y nos daban algo para las mozas: huevos, garbanzos, dinero y demás.
La víspera de Pascua, a las doce de las noche, las mozas nos reuníamos
y con cantares a la Virgen íbamos a la iglesia, donde tocaban las campanas y el
sacristán nos abría las puertas. Después íbamos a casa de la Tía Ana María, que
era señora que cuidaba durante todo el año a la Virgen, y a la lumbre se hacían
unas tortillas y allí las comíamos. Los
mozos también se reunían en la plaza y, en vista de que las tortillas no iban a
ser compartidas, alguna broma hacían, como subir al tejado y tirar paja por la
chimenea para fastidiar las tortillas.
PepaY ahora os vamos a dar una “master
class” de economía rural… Sí, sí, una “master class”.
Porque para eso sabemos mucho en Monleras de aprovechamientos
comunales.
Comenzaremos por “La subasta de las moñicas de la boyá”. Sí,
sí, como habéis oído. En primavera, cuando se iban los churros a la boyada, se
subastaban y se sacaba buen dinero para ayudar a pagar al boyero. Esto se hacía
el domingo de cada semana a la salida de
misa, a la parte de atrás del juego pelota. Ahora viene lo elocuente del
tema. Seguro que alguno está pensando en el estiércol, en algún carro o
carretilla… No, no, no…,quien se lleva la subasta se lleva la boyá a abonar “in
situ” la cortina o el terreno que hay que abonar. Y ,ojo, se tiene que ocupar
de cuidar las vacas, incluso por la noche, para que no se vayan a escapar o alguien
se las lleve de propio intento para abonar el terreno suyo.
Geno¡Que no me digan a mí si no es
economía eso: sacar dinero de “eso”!
Otra tarea era salir toda la gente del pueblo en tres bandos
a coger bellotas para dar de comer a los cebones para la matanza. Se juntaban
en un muelo donde se acordara, en Vallehermoso, Fuentecaliente o El Santo y
luego se repartía una parte por vecino, se medían con la cuartilla o con la
media. Y, si no llegaban para todos, se tenía en cuenta a quien no le hubiera
tocado parte para el día siguiente.
AnitaPues como ya tenemos los cebones,
pasamos directamente a “La matanza”. Era una de las actividades más importantes
del invierno. Además de proporcionar sustento para todo el año, era motivo de
fiesta, reunión y celebración. Se invitaba a familiares, amigos y vecinos. Duro trabajo unos días…Mientras los hombres y
mujeres trajinaban, también los chavales tenían que hacer: arrastraban mantas
de zarceras que quitaban de alguna pared o algún portillo, con las que se
preparaba una lumbre al anochecer y,
si alguno de fuera se acercaba, decíamos: “lumbre de renta, el que no traiga
leña no se calienta”.
La matanza era el ambiente adecuado para poner en marcha
muchas bromas…, como poner una tripa inflada a la espalda de cualquier vecino o
invitado que por la matanza pasara, o tirar “el cacharro”: se cogía un puchero de barro viejo, se llenaba de
piedras y a estamparlo contra la puerta del corral de quien había “matao” y a
salir corriendo para que no nos pillaran; esta broma era muy ruidosa. Y otra
broma un poco más pesada y olorosa era la “ahumaza”,
que consistía en meter brasas en una lata con pelos, pezuñas, gomas, pimentón,
cosas que atufaran, que olieran muy mal, y colarlo en la casa de los de la matanza
sin que se dieran cuenta… ¡Lo malo si te pillaban, que te untaban la cara con
el mojo del farinato!
También hacíamos algo productivo: un candil… Sí, sí, “el candil de la Bisisa”. Se abría una
patata gorda a la mitad, se vaciaba, se colocaba una mecha y se rellenaba con
trozos de grasa que arrebañábamos de las artesas, se prendía y ¡vaya si
funcionaba!
GenoYa las hemos mencionado y ahí
están, ahí siguen, testigos de todo lo
que hemos contado y de lo que está por pasar: las campanas…Para ir terminando, os queremos contar el servicio que
hacían antaño. No sólo marcaban actos religiosos, sino que nos servían de guía
en muchas cosas de nuestro día a día. Mencionaremos algunos toques para que
tampoco se nos olvide el lenguaje de las campanas.
PepaServían de reloj, para marcar las
horas importantes del día: al venir el día, una persona daba tres toques a las
Aves Marías; al mediodía, otros tres, y al anochecer, ya con el señor cura, el
toque a la oración.
Para celebraciones religiosas había muchos toques. A misa primero se tocaba, luego daban las
tres, las dos, la una y se remataba con el cimbanillo dando las muchas. Durante
la misa, para que los enfermos o impedidos de ir a misa supieran por dónde iba,
se daban tres toques en el momento de la consagración.
Si en misa había procesión,
se repicaban las campanas, o el sábado de Corpus anunciando que al día
siguiente era la fiesta; o también
repicaban las campanas chicas cuando se bautizaba
a un niño.
GenoSe tocaba un toque especial si a un
enfermo le iban a dar el Santo Viático. Si
se moría una persona, encordaban
para que lo supiera todo el mundo. El día del entierro igualmente tocaban y, en
lo que llevaban al cadáver de casa al cementerio, estaban encordando. Si se
moría un niño, se tocaba con unas campaninas chicas que eran dos.
PepaLas campanas también sonaban si se
perdía una persona en el campo –porque hubiera nevado mucho o había mucha
niebla– y había que salir en su busca. Si había fuego, se tocaban las campanas
de forma muy rápida, “a rebato”, para que los vecinos acudieran a ayudar a
apagar el fuego lo más rápido posible.
GenoTambién se tocaban las campanas para
entrarlas vacas a los valles de la
hoja; se formaba mucha cola y había que estar con cuidado de que no se pelearan
entre ellas. Los que no nos peleábamos por ir éramos nosotros si “tocaban a
gabelas” o si venía el cobrador de
los municipales, que también tocaban…
AnitaTaaan, taaan, taaan,taaan, taaan,
taaan, taaan…,“yal toque de la oración, el baile se acabó y cada niño a su
rincón”.
GenoAntes de finalizar, queremos hacer un
pequeño guiño a los que ya no están…, que seguro que a algunos les hubiera
encantado participar.
Nos damos por satisfechos si estas palabras han servido para
pasar un rato agradable, para a algunos hacernos recordar, a otros hacerles
pensar y a otros hacerles indagar en estas cosas y costumbres de Monleras. Y ni
que decir tiene que, si alguien quiere ampliar, no dude en preguntar a los
mayores, que son la mejor Wikipueblo
que podéis consultar.
PepaMuchas gracias a todos por vuestra
atención. Os deseamos unas felices fiestas, disfrutad mucho de la familia y del
pueblo. Nuestro pueblo está vivo, se habla mucho de la España vaciada y aquí
hay movimiento, hay vida. ¡Pongamos nuestro grano de arena para que nuestro
pueblo continúe vivo!